García Cuerva crítico en la homilía por San Cayetano: “No hay bolsillo que alcance”
El arzobispo de Buenos Aires encabezó el tradicional oficio religioso en el día del patrono del pan y el trabajo, que congrega a una gran cantidad de fieles en Liniers.
CONSTITUCIÓN | En el marco de la misa principal por San Cayetano y a pocos días de las elecciones PASO, el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, exhortó hoy a los feligreses a no conformarse con lo que tienen y a pedir por más pan y más trabajo.
“Por más que muchos tienen trabajo no alcanza, no hay bolsillo que alcance”, enfatizó el Arzobispo al remarcar que si bien el índice de desempleo del primer trimestre, que llegó al 6,9%, puede ser más bajo que en otros períodos “no hay que conformarse”.
La de hoy, fue la primera celebración masiva que García Cuerva ofició en un santuario luego de su asunción en el cargo, el 15 de julio. Ese día presidió una misa frente a la Plaza Mayo, a la que asistieron el presidente Alberto Fernández, parte del gabinete nacional y autoridades porteñas
“Soñemos con más y mejor trabajo para todos y todas porque no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo a su pueblo”, señaló este lunes frente a una multitud que se agolpó en las puertas del Santuario de Liniers para escuchar su homilía.
Luego, puso como ejemplo a aquellas personas que “trabajan en negro” (como los cuidadores de enfermos o los recicladores urbanos) y que pasan muchas horas fueras de su casas para llevar el pan a la mesa. “Cuántos hermanos viven situaciones de precariedad: trabajo mal pago, trabajo en negro, trabajo esclavo que aleja de familiares y amigos; y donde, además, lo que te llevas al bolsillo se lo come la maldita inflación”.
En ese contexto, García Cuerva le pidió a San Cayetano “un trabajo digno y bien remunerado” para todos lo argentinos. Y agregó: “También le pedimos paz para nuestro pueblo atravesado por la violencia de la inseguridad social y económica; la inseguridad de no tener un futuro alentador, ni esperanzas para los hijos y nietos. Le pedimos políticas públicas que reconozcan el esfuerzo y la actividad de tantos hermanos que se desloman todos”.
Insistió en que los fieles le pidan por más y mejor pan a San Cayetano. “Aunque muchos tienen trabajo, no alcanza. Los alimentos, como todo, aumentan, y como decía mi abuelo: ‘No hay bolsillo que alcance’. Y le pedimos a San Cayetano, mejor pan, porque tampoco nos podemos resignar a que nuestros chicos y familias más pobres vivan a polenta, fideos y arroz".
Ante de finalizar su discurso, parafraseó al Papa Francisco y exigió que se hagan realidad sus deseos: “Dijo que en una sociedad desarrollada, el trabajo es una dimensión irremediable de la vida social ya que no es un modo para ganarse el pan sino también un cause para el crecimiento personal para establecer relaciones sana, establecerse a si mismo, para compartir dones y vivir como pueblo”.
Tras una vigilia donde hubo música, beneficios y fuegos artificiales, miles de personas ingresan desde esta mañana al Santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, para rendir homenaje, pedir y agradecer al “patrono del pan y del trabajo”.
Como ocurre todos los años, una larga fila de fieles esperan su turno para ingresar a la iglesia de la calle Cuzco 150. Muchos concurrieron con sillas, reposeras y todo el equipamiento necesario -mate incluido- para afrontar el frío que asomó este lunes, a pesar de estar soleado.
La misa del día previo se realizó a las 18 y estuvo presidida por monseñor Gustavo Oscar Carrara, recientemente designado como vicario general porteño por el flamante Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva.
En la víspera del día del “patrono del trabajo”, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, expresó su preocupación por la situación de los trabajadores que viven en la informalidad laboral y “no llegan a fin de mes”.
“El 7 de agosto celebramos a San Cayetano; queremos así unirnos en la oración a tantas hermanas y hermanos nuestros que van a acudir no solamente al Santuario de Liniers, sino también a tantos santuarios que están extendidos en todo el país para pedir por el pan y por el trabajo. San Cayetano es el santo del pan y del trabajo; cuando hablamos del pan, hablamos de un derecho universal de todos los seres humanos”, dijo Oscar Ojea en un mensaje grabado.
Durante su reflexión, el obispo de San Isidro expresó su preocupación sobre la realidad del sector asalariado y de aquellos cuentapropistas que están en condiciones de vulnerabilidad social. “Nosotros vivimos en nuestro país una situación delicadísima en este orden, hay muchísimos trabajadores y trabajadoras que no llegan a fin de mes y esto angustia muchísimo”, expuso Ojea.
“Es mi segundo año aquí, es triste no tener trabajo ni poder llevar comida a los tuyos, espero que este año se me dé”, confesó Maria Eugenia, de 36 años, que llegaba desde San Miguel con su pequeña hija. En una sintonía similar, Hugo, vecino de la zona, explicaba: “Vengo a agradecer el pan y el trabajo, mi pareja perdió el suyo pero puedo sostenerla, vengo siempre, no fallo nunca”.
Ese mismo sentimiento podía leerse en los innumerables carteles y leyendas, con mensajes de reconocimiento y agradecimiento, que sostenían los fieles a lo largo de las extensas filas. Todos deseaban cumplir con la “promesa de asistir al santuario en esta fecha especial”.
En horas de la tarde, a las 18, la misa estuvo presidida por monseñor Gustavo Oscar Carrara, recientemente designado como vicario general porteño por el flamante Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva. “Este Santuario se va a convertir mañana en el corazón de un pueblo que hoy pide paz y trabajo, será mañana una caja de resonancia para todo el país. Es una fiesta de paz, alegría y de gracia en los corazones, para compartir la luz de este santuario, pero la paz es fruto de la justicia, Argentina pide pan en la mesa”, enfatizó el vicario porteño.
Otra parte de la celebración comenzó a las 20 cuando, con un espectáculo previo de fuegos artificiales, se desarrolló un festival de música, con la previa entonación del Himno Nacional Argentino, ejecutado por una banda policial, y la animación de distintos conjuntos, entre ellos La Tranquera, Hogar de Cristo y Umachaqui.
Luego, en horas de la medianoche, fueron retiradas las vallas y rejas para abrir las puertas del templo. Así, en medio de las campanadas, se dio paso a los fieles ante el patrono, a quien le pidieron por “paz, pan, salud y trabajo” en una nueva conmemoración de San Cayetano.
San Cayetano es venerado por millones de argentinos que recurren a él para pedir empleo y protección laboral. La tradicional oración reza: “Que no nos falte el pan, la paz y el trabajo”, reflejando el anhelo de estabilidad y prosperidad para todos aquellos que se encomiendan a su protección.
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