Locales Por: InfoTec 4.015 de marzo de 2024

(Video) En el 212° Aniversario del Regimiento, Juan Carlos Cabral, sus recuerdos y el orgullo de haber sido Granadero

Hoy cumple 212 años de vida institucional el Regimiento de Granaderos a Caballo de la República Argentina. En esta fecha recordamos la nota realizada con Juan Carlos Cabral, un vecino de Realicó que tuvo el honor de ser granadero y vivir momentos trascendentes en la historia del país. (MIRÁ EL VIDEO AL FINAL DE LA NOTA)

La presencia de granaderos en la calle genera emoción en parte de la sociedad argentina, eso le ocurre a Juan Carlos, con el condimento especial de haber sido protagonista en primera persona y vestir el traje de esa institución. 

"Eso me tocó a mí también hace muchos años atrás,  hará 50 y pico de años que salí del servicio militar. Estoy muy orgulloso porque no todos tenían la posibilidad de vestir el el traje de granadero", dice Cabral 

Hoy con sus 74 años y ya jubilado tras 38 de servicio como chofer de la ambulancia de Realicó, recuerda "salíamos del cuarte en tipo desfile a caballo y cantando, la fanfarria iba tocando la marcha que generalmente era la de San Lorenzo" y agrega "ahora creo que son suboficiales y oficiales los que van antes éramos colimbas ".

- ¿Cómo llegas a ser granadero de la Nación?

-Mi historia comienza cuando yo, viviendo en Santa Rosa  no quise estudiar mas,  estaba en tercer año de  maestro mayor de obra, entonces mi viejo me mandó a Realicó porque tenía un amigo que tenía un restaurant. Me dijo ´si no querés estudiar vas a tener que ir a trabajar, lavar platos en un restaurant´ y así caí en Realicó en el año 69.  En el 70 me llegó el llamado porque salí sorteado. Me llamaron desde  el distrito militar de Santa Rosa,  me tenía que presentar en el regimiento 13 de caballería de Toay que antes era el regimiento.  Me fui a Santa Rosa, éramos 10  a los que nos había llegado el llamado para ir a Granadero.

- Ya directamente era para ser granadero, había que reunir algún requisito de altura o contextura física?

Si, había que ser flaco y tener altura, pero también habían petizos que ocupaban lugares administrativos de oficinistas, mediamos mas de 1,90.  Eligieron ocho, nos salvamos otro muchacho y yo para entrar a la colimba y de la alegría nos vinimos de Toay a Santa Rosa caminando contentos y  cantando dos leguas. En ese momento de Toay a Santa Rosa estaba todo descampado. Aparecimos en Santa Rosa  que nos iban a firmar la libreta de enrolamiento que era en ese entonces. 

Desgraciadamente se enfermó un muchacho de los ocho que mandaron a Buenos Aires y me llamaron, ahora pienso que fue por fortuna. Me pagaron el pasaje, salí en tren de Santa Rosa a Buenos Aires,  cuando subí al tren se quedó mi viejo en el andén con lágrimas en los ojos porque me iba solo.  Buenos Aires en ese tiempo no era lo de ahora. Tenía 19 años porque el servicio militar se hacía a los 20.

Cuando llegué, me fui al cuartel ahí me recibieron, estaban los otros muchachos, me presenté que venía de la Pampa  ante los tenientes. Aun recuerdo que le dije señor... también recuerdo que era el Teniente Vergallo, un hombre grandote de bigotes colorados que nunca me voy a olvidar.  Me retó ya de arrancada, me dijo que no debía decirle señor, sino Mi teniente. Así empezó la vida militar empezó.

Después nos llevaron a un campamento ,el Tala, que estaba en campo de Mayo, ahí hacíamos el período de instrucciones, estuvimos como 40 días, nos bailaron, nos pusieron como señoritas .

De ahí nos fuimos  al cuartel, nos dieron la ropa, nos mandaron al Escuadrón que íbamos a pertenecer,  a mí me tocó el Escuadrón Maipo, éramos como 60.

-¿Que hacían habitualmente, cual era la actividad de los granaderos?

Además de la instrucción te daban un caballo, lo tenias que tener como a un auto, tenías que darle de comer, agua que no le faltara,  cada cual tenía su caballo y debía limpiarle los boxes, eras responsable de ese animal. Le dábamos lino para el pelaje, teníamos que rasquetearlos, bañarlos para cuando teníamos un desfile. Debían estar impecables, nos decían ´bueno muchacho a darle tabla pecho y espalda´, nos daban una rasqueta, quedaban brillosos, impecables.

Hacíamos guardia en el mismo cuartel, cuando se acercaba un desfile teníamos que lustrar los trajes, las botas, los metales,  le dábamos a lustrar, quedaban impecable después la parte de la bandolera, las charretera, el morrión,  todo el uniforme.

-¿Tuviste o recordás algún evento que te haya marcado?

No me tocó ninguna asunción presidencial, pero estuvimos medios complicados cuando fue el intercambio de gobierno de Onganía Levingston y Lanusse . Éramos escoltas presidenciales y la vimos fiera, estábamos en casa de gobierno y veíamos que a 200 o 300 metros estaban los tanques de guerra apuntándonos, fue una situación muy tensa.

Después estuve en el Salón Blanco de Casa de Gobierno de  guardia cuando había un evento,  pero como éramos Granaderos no te podías mover, ni pestaña, nada, eran muy estrictos.

-Que te deja la experiencia de haber sido Granadero?

Son experiencias muy fuertes, uno no toma conciencia cuando es tan joven, pero ayer (por el domingo) yo lo miraba, incluso tengo algunos videos, y me encanta verlos, me emociona porque estaba lejos, estaba solo, pensaba en los viejos, pensaba en que esto me gustaba, que esto no me gustaba y ahí aprendes de todo.

-¿Te quedaron contactos con otrso Granaderos?"

Sí, gracias a Dios y te digo, ayer me puse muy contento porque un puntano me mandó un mensaje por esas publicaciones que tiene el Regimento Granaderos a caballo en las redes sociales y hablamos del campamento el Tala. Con otro muchacho que nos tratamos bastante seguido todos los domingos nos llamamos, después de 42 años lo encontré porque él me dejó una dirección que es de Guaminí y nosotros nos habíamos ido a pasear con un pariente  y yo le comenté vos sabes le digo este que tengo un amigo acá , un granadero que no lo vi más desde que salimos de la colimba digo, él me dió una dirección y yo me acordé siempre de esa dirección, así que aparecimos en la casa de él, toco timbre y sale, Igual igual pero bueno  estaba canoso y le digo usted, Señor tal parece bien Granadero, entonces me miró y me dijo Cabral!. Nos dimos un abrazo de 42 años y nos volvimos a encontrar y ahora bueno tenemos contacto permanente.

Juan Carlos continúa relatando recuerdos y mostrando fotos, diplomas y un escudo (fotos) que atesora de su época de Granadero. Su orgullo es grande y se le nota. Te invitamos a mirar la entrevista completa:

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