Lo encontramos a Maxi en la esquina de avenida Mullally y calle 2 de Marzo para conocer a este llamativo personaje que con sus clavas le saca una sonrisa en un par de minutos en el semáforo.

Lo primero era saber por qué dejar el circo y por qué elegir Realicó, sobre este punto nos contó que si bien le gusta la vida del circo ya era una etapa cumplida y estaba un poco cansado de tanto viajar sin contar con un lugar fijo, y Realicó le gustó como ciudad y por su gente, su tranquilidad, en este punto hace la salvedad de ser oriundo de Buenos Aires y la forma de vida tranquila y segura del interior lo atrapó definitivamente.

Nos cuenta que no vive exclusivamente de su arte sin que es empleado en una empresa de construcción en seco, pero cuando el trabajo "clásico" afloja, se viene a la esquina a "revolaer" las clavas.

Al preguntarle por el estado anímico de los conductores reflexiona afirmando que "no toda la gente se levanta de buen humor, no toda la gente tiene un buen día, pero te ven a vos poniéndole ganas en la esquina, y por más que no salga dinero en ese momento, vos le sacaste una sonrisa, le cambió la cara, le cambiaste el día, y con solo un poco de diversión, no hay nada más sano que una sonrisa, nada más lindo que sonreír todos los días".

Hacer sonreír a la gente, qué se siente cuando se logra el cometido?: "Esa es la mejor felicidad que uno puede adquirir, ver un chico riéndose, darte cuenta que vos le sacaste una sonrisa, te hace sentir mucho mejor que la plata que te pueden dar, por ahí la persona no tiene dinero para darte, pero te da un aplauso y eso no tiene precio". concluyó.-