Agüera, acusado del femicidio de Mirta Fetter: “Lo que estoy viviendo no se lo deseo a nadie”
En el último día del juicio oral y público por el femicidio de Mirta Inés Fetter, y antes de los alegatos finales que se escucharán el lunes, habló Marcelo Darío Agüera y dio su versión acerca de qué pasó el viernes 7 de enero de este año en su casa del barrio Los Hornos.
SANTA ROSA | “Me levanté de la siesta, escuché un golpe, me di vuelta y la vi tirada en el piso, con el cachete lastimado y largando baba”, dijo sobre el hecho por el que está acusado. Y agregó: “Estoy viviendo un infierno desde el momento en que me enteré que la chica había fallecido. No se lo deseo a nadie. Yo no cometí ningún delito”.
Agüera, de 39 años, está acusado de homicidio doblemente calificado, por la relación de pareja y por femicidio, en el marco de la ley 26485 de Protección Integral contras las Mujeres. Para el fiscal Cristian Alejandro Ramón Casais, él golpeó en la cabeza y en otras partes del cuerpo a Fetter y por esas lesiones la mujer de 39 años murió cuatro días después.
El presunto agresor, que es representado en el debate por la defensora oficial Silvia Mariel Annecchini, había dicho el primer día que declararía cuando ella se lo aconsejara. Finalmente lo hizo después de que la jueza Alejandra Ongaro y los jueces Gastón Boulenaz y Andrés Olié oyeran a los 37 testigos que declararon en el debate.
“Conocí (a Fetter) en el centro de Toay. La acompañé a una farmacia y después la invité a tomar algo (a un resto-bar)”, expresó Agüera en el inicio de su relato. Eso habría ocurrido el martes 4. Después fueron a comer un asado con amigos de él y “como quería estar solo con ella, fuimos caminando hacia su casa. A mitad de camino me dijo que quería quedarse a dormir conmigo. Cedí a su pedido, llamé un remís y fuimos a mi domicilio. Al otro día, a la mañana, la acompañé a su casa, me despedí y me fui a trabajar”, detalló.
El imputado siguió declarando cronológicamente: “Trabajé de corrido. Ella me llamó como a las siete de la tarde. Quería verme en el centro. Nos encontramos y charlamos. Yo no quería nada, solo verla. Me gustaba, era una chica muy buena”.
En ese contexto, el acusado volvió a invitarla al restó y esa noche (miércoles 5) nuevamente regresaron a su casa. “Me levanté a las 8 y fui al trabajo –indicó–. En un momento, (Mirta) me llamó para saber cuánto tardaría. Me pidió si podía comprarle una cerveza y dos Alikal. Le respondí que sí. Cuando llegué, ella estaba en la cocina. Mi casa es muy precaria, no tengo ni un televisor”.
Más tarde, siempre de acuerdo a la versión de Agüera, un vecino los invitó a un asado al mediodía. Él prendió el fuego, Fetter tomó la cerveza y diez minutos antes de que empezaran a comerlo, me dijo "Marcelo, yo no voy a comer, me acompañás a tu casa que voy a dormir la siesta’. Ella se acostó y yo volví a comer el asado”.
“Escuché un golpe”.
¿Qué pasó más tarde? “Volví a casa y me acosté. Ella estaba durmiendo en mi cama. Tipo tres y media me levanté y fui a la cocina. Abrí el celular para ver si tenía algún mensaje y en eso escuché un golpe. Yo estaba de espaldas a la pieza. Me di vuelta y la vi tirada en el piso, lastimada en el cachete y largando baba. Yo estaba dormido. ¡Imagínense el susto que tenía en ese momento!”.
Agüera continuó con su testimonio: “Salí corriendo, llamé a la policía y a la ambulancia. Estaba desesperado. Fui hasta lo de un vecino para que llamé a la policía. Cuando entre a mi casa, con un policía, la chica estaba despierta y se tocaba la mejilla. Pedí permiso para levantarla y lavarle la cara. Me lo dieron. La llevé al bañó, le alcancé un peine y le di una musculosa para que se cambiara. Se la llevaron en un patrullero. El policía me apretó la mano y se fue”.
El monólogo siguió. “Entré corriendo (a la vivienda) para lavarle la remera. En eso volvió el patrullero. Me pidieron que los acompañe a la seccional (de Toay). Tendí la remera, subí al patrullero y quedé detenido 24 horas”, agregó. “Ella, en el hospital (Segundo Taladriz), declaró la verdad. Que yo era inocente, que era el novio y que se había caído accidentalmente”.
Más adelante, Agüera manifestó que “le comenté la situación a Graciela (Guenchual, amiga y testigo) y le dije que tenía miedo porque nunca había vivido algo así. También le dije que quería ir a verla (a la víctima) porque era una chica buenísima, pero tenía miedo”.
“Al otro día, el domingo a la mañana, fui a lo de (Rodolfo) Feninger (otro amigo y testigo), quien me preguntó: ‘Eh Agüera, ¿así que mataste una vieja? El pueblo anda hablando que mataste una vieja’. Yo me quedé helado. No soy capaz de cometer una locura así. Me senté con él y la esposa y les conté lo que había pasado con la chica”, sostuvo.
Al día siguiente el imputado fue al trabajo –estaba levantando paredes en la vivienda de una policía– y recibió un llamado pidiéndole que se acercara a la comisaría porque no había firmado una planilla. “El llamado me sorprendió. Les dije que estaba trabajando, que me dejaran en paz”, contó. Pero la policía fue a buscarlo, lo trasladaron a la seccional y desde ese momento permanece detenido.
En la última parte de su relato, Agüera describió que “lo que escuché (en el juicio) fue desastroso. Quieren acusarme de algo que no hice. Nunca lo voy a entender. Estoy viviendo un infierno desde el momento que me enteré que la chica había fallecido. Lo que estoy viviendo no se lo deseo a nadie. Yo no cometí ningún delito. Si ella era alcohólica y estaba desnutrida, no tenía conocimiento porque la había conocido un día antes. Lloré estando en la alcaidía porque me parecía una chica buenísima. Hasta en la policía no lo pueden creer, saben que soy incapaz…”.
Dos médicos.
Antes que el acusado, el Tribunal de Audiencia escuchó a los últimos testigos, el médico Mariano Gervasoni y la médica Analía Sabrina Alfonso. Muchas de las preguntas giraron alrededor de que el padre de la víctima, Miguel Ángel Fetter, había declarado el lunes que el día que le dieron de alta, Mirta cenó con él y su esposa y, antes de irse a dormir la siesta y descomponerse, había tomado dos Bayaspiranas. Y la defensora Annecchini fue la principal interesada en hacer hincapié en ello.
Gervasoni, que en enero estaba trabajando en la guardia central del hospital Lucio Molas, no recordó que hubiera confeccionado un certificando indicando que Fetter había ingresado con “un pequeño hematoma de cráneo”, ni su derivación posterior al neurocirujano Mariano Tellechea. Tampoco los antecedentes patológicos de la paciente.
– Si no estaba prescripto que tomara Bayaspirina, ¿por qué tomó? ¿En una paciente con traumatismo de cráneo y antecedentes de alcoholismo, se recomienda tomar Bayaspirina?, quiso saber la defensa.
– No. Para esos pacientes la aspirina está contraindicada ya que, aparte de analgésico, es anticoagulante y puede favorecer un resangrado (aludiendo a una mala coagulación).
Por su parte, la neurocirujana Alfonso manifestó que junto a Tellechea evaluaron neurológicamente a Fetter antes de darle el alta el lunes 10, después de permanecer 72 horas en observación. “Había tenido un trauma leve. Estaba bien, lúcida, se quería ir”, especificó.
- ¿Se le indicó que tomara Bayaspirina?
– No.
– ¿Qué podría pasar si una paciente como Fetter tomara Bayaspirina?, insistió Annecchini.
– No tengo idea, no compete a mi especialidad. Más bien es algo que recetan, por ejemplo, los cardiólogos. Sí podía tomar analgésicos como ibuprofeno o paracetamol.
– ¿La Bayaspirina predispone al resangrado?
– Con dos ingestas, no. Puede traer problemas si la ingesta es crónica.
Finalmente, la médica afirmó que Fetter “tenía un laboratorio hepático normal” y que a sus familiares les dieron las pautas de alarma. Concretamente, les dijeron que si los dolores no cedían con los analgésicos, debían trasladarla nuevamente al hospital.
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