Juicio por el Caso Nadia Lucero: El acusado dijo que no quiso agredirla
Durante el quinto día del juicio oral contra Laureano González, por la tentativa de homicidio triplemente calificado, en perjuicio de su entonces pareja, Nadia Soledad Lucero, se escucharon seis testigos y se oyó la palabra final del principal acusado. El debate concluirá el jueves con los alegatos finales.
El juicio, que es organizado por la Oficina Judicial vía Zoom, está a cargo de la Audiencia de Juicio de Santa Rosa, conformada por los jueces Daniel Sáez Zamora, Gastón Boulenaz y Alejandro Ongaro.
Además participan el fiscal Andrés Torino, en representación del Ministerio Público Fiscal; y los defensores particulares José Ramón Rodríguez y Carlos Pérez Funes y los defensores oficiales Silvina Blanco Gómez y Juan José Hermúa, en nombre de los cuatro imputados, González, Franco Luciano Devia, Claudio Ezequiel Reyna y Daiana Manuela Escudero, respectivamente.
A su vez, Carolina Muñoz actúa como patrocinante de Jorge Lucero, quien forma parte del proceso como querellante particular por su hija Nadia.
¿Qué se investiga?
De acuerdo a la acusación fiscal, un intento de femicidio que supuestamente ocurrió el domingo 15 de diciembre de 2019. Ese día, a la madrugada, González habría golpeado violentamente a Nadia, en la vivienda que compartían, hasta dejarla inconsciente. En ese estado la habría llevado hasta el hospital Lucio Molas a las 23.50, casi un día después, y allí la abandonó para escaparse en su Volkswagen Bora. El martes 17, a la tarde, fue detenido en la casa de Reyna y Escudero, en el barrio Santa María de La Pampa, en Santa Rosa. Para llegar hasta allí habría sido ayudado por Devia.
A raíz de ello, González está acusado de homicidio triplemente calificado en grado de tentativa, abuso sexual con acceso carnal agravado, abandono de persona y portación de arma sin autorización; todos hechos valorados en el marco de la 26485 de Protección Integral contra las Mujeres. A su vez, Devia, Reyna y Escudero están imputados del delito de encubrimiento agravado.
El primer testimonio fue el de Juan José Ledesma, un desocupado que era vecino de González. Vivía a media cuadra de dónde pasó el hecho y solía tomar algo y dar vueltas en auto con él y Nadia.
Calificó de “tóxica” la relación entre ambos y afirmó que el acusado le decía a la víctima “jetoneadas, con perdón de la palabra”. Habló de “discusiones y peleas” entre la pareja. “Por ahí le saltaba una jetoneada por celos… ¿Qué hacía ella? Nada, no hablaba”, respondió.
El vecino afirmó que “alguna vez le dije (a González) que no le pegara” y agregó que “a Nadia nunca la vi golpeada ni con marcas”. A ella pudo verla por última vez el sábado 14 a media tarde, cuando González la trasladó en el Bora a su trabajo. A él lo vio luego drogado. ¿”Si era habitual que estuviera drogado? Sí, con cocaína y por ahí marihuana. Estaba duro”.
Ledesma aseguró también que Nadia no consumía drogas y que a González “no lo vi nunca más, ni quiero verlo. ¡Jamás me imaginé que haría esta barbaridad!”.
Una madre, tres conocidos y una compañera.
María Esther Herman era compañera de trabajo de Lucero. “Ella me contó que se llevaban bien, que él (por Laureano) supuestamente era bueno”, indicó. No obstante, ratificó –como otros testigos anteriores– que “le vi moretones en los brazos” y que en una ocasión “llegó con el ojo negro… Me acuerdo que le pregunté, ¿a vos no te habrán pegado?, y me respondió que se había golpeado”.
También confirmó que no usaba celular porque “él se lo había sacado” y que, desde que empezó a salir con el imputado, reemplazó una foto suya por una con González en las redes sociales
Kevin Jair Colombero, un conocido de González, y Rodrigo Ezequiel Valdez, un mecánico que conocía a Reyna y Escudero por cuestiones laborales, contestaron unas pocas preguntas sin brindar datos importantes.
Olga Chiavidoni, madre de Escudero y suegra de Reyna, afirmó que no sabía que González había estado en la casa de ellos y que se enteró por su hija mayor. Por eso fue hasta allí y su hija, antes de que un oficial de policía la llevara detenida, alcanzó a manifestarle: “yo no hice nada, yo no hice nada”. “La vi mal, muy nerviosa”, describió.
A posteriori, cuando pudo hablar con ella, la mujer detalló que la imputada le contó que “tuvo miedo porque González los amenazaba permanentemente a ellos y a la nena y, además, porque tenía una carabina y tomaba drogas” mientras se escondió en el domicilio de la calle Ferreyra Norte.
El último testigo, Cristian Manuel Feraude, es hijo de una expareja de Devia. “Yo trabajaba con Laureano”, aseveró y añadió que González y Devia “eran amigos, estaban siempre juntos, jugaban a la pelota y comían asados…” Actualmente él trabaja con la familia de Devia.
Finalmente, y antes de que el jueves a las 8 se escuchen los alegatos de las partes, González pidió la palabra. Habló brevemente: “Las cosas no fueron como dicen ellos (en alusión a Reyna y Escudero). Yo no los amenacé ni fui con un arma a su casa. Tampoco tuve intenciones de agredir a Nadia. Cuando se descompensó, lo primero que hice fue pedir ayudar y tratar de llevarla a un médico”.​
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