La pandemia también afectó la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia: pasaron 650 días del último nieto recuperado

La última restitución de un nieto fue la de Javier Matías Darroux Mijalchuk en junio de 2019. Desde 1992 que no transcurría tanto tiempo sin la revelación de una nueva identidad.

Nacionales 24 de marzo de 2021 INFOTEC 4.0 INFOTEC 4.0
nietos recuperados

Nunca durante los últimos 30 años de búsqueda de nietos y nietas apropiadas durante la dictadura militar 76-83 ocurrió una “crisis” como la actual. Este 24 de marzo, nada menos que en el Día de la Memoria, se cumplen 650 días del anuncio que hizo Abuelas de Plaza de Mayo tras la restitución del “nieto 130″. El 13 de junio de 2019, cuando el coronavirus no había colapsado el planeta, fue revelada la identificación de Javier Matías Darroux Mijalchuk, secuestrado en diciembre de 1977 junto a sus padres Juan Manuel y Elena, desaparecidos. Y después de Javier, ya no hubo otro. Fue el último.

La pandemia frenó los trabajos habituales de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y del Banco Nacional de Datos Genéticos. “Fue un año fatal”, sintetizó Pablo Lachener, abogado de Abuelas de Plaza de Mayo.

La CONADI, que hace las extracciones de sangre junto al Banco Nacional de Datos Genéticos por todo el país a las personas que tienen dudas sobre su identidad, tuvo que frenar sus trabajos. Entre marzo y septiembre prácticamente estuvieron sin actividad. Y en la primavera del año pasado retomaron los análisis, pero sólo en Capital y Gran Buenos Aires.

“El contexto de pandemia generó en un principio la imposibilidad de continuar con los análisis y en el 2020 mermó la cantidad de casos para incorporar al Banco. Abuelas también tuvo en los primeros tiempos una parálisis. Pero desde el primer día nos pusimos a pensar y repensar y encontramos al final del año mecanismos para resolver casos a distancia”, explicó Manuel Gonçalves Granada, integrante de CONADI y de la comisión directiva de Abuelas, “nieto 57″, restituido en 1997.

En un año “normal”, sin pandemia, Abuelas analiza alrededor de 800 casos. Según explica Lachener, durante 2020 apenas se llegaron a 20. “Y eso impactó en los hallazgos. Una restitución por año es promedio, excepto en años muy buenos, como 2008 o el mismo 2019. Hubo años que por restituciones muy difundidas, como la del nieto de Estel, fue un boom. Pero el año pasado fue horrible y estamos retrasados”.

Claudia Carlotto, hija de Estela y titular de CONADI, explicó a Infobae: “La pandemia bajó abruptamente el trabajo. Tuvimos que parar el año entero. Lo que fue presencial se suspendió. Más allá de lo que pudiéramos hacer por Zoom en relación a los trámites, la extracción de ADN es presencial y se bajó a cero”.

En el Banco Nacional de Datos Genéticos actualmente analizan 60 muestras por mes en promedio. Antes de la pandemia eran 120; es decir que redujeron el trabajo al 50%. Pero además, el parate de 2020 generó un atraso acumulado de análisis posibles, porque esas personas que dudan sobre su identidad no acudieron a estas instituciones ese año. “Tampoco tenemos fecha cierta de entrega de resultados porque somos pocos los que podemos ir al Banco a trabajar”, agregó como problemática Mariana Herrera, directora del Banco.

“El último nieto, el 130, apareció en 2019. Si uno piensa respecto de la cantidad de personas, hasta 2019 teníamos 1.200 personas por año dudando de su identidad. La mayoría que se comparan contra los datos del Banco no da compatibilidad. El milagro, la aguja en el pajar, es encontrar al nieto. Pero eso no depende del trabajo del Banco específicamente sino de la complejidad de la investigación que lleve la Comisión y la Fiscalía actuante”, detalló Herrera.

Las vías de análisis de datos genéticos son tres: la persona con dudas sobre su identidad, que se acerca a Abuelas con una cantidad de datos y puede ser un caso que autorice Conadi a que se analice; una investigación de Abuelas con información de fuentes propias; o la vía judicial, en casos de desapariciones o delitos de lesa humanidad.

En Abuelas explican que la mayoría de esos casos es de los que se acercan voluntariamente. “No llegan a 100 casos por año las presentaciones judiciales de todo el país. Por presentaciones judiciales hace 10 años que no hay algo exitoso”, agrega Lachener. En 2020 no hubo presentaciones espontáneas, apenas algún contacto por teléfono o mail. A eso, se sumó el cierre del Banco de Datos Genéticos y que los juzgados no trabajaron a su ritmo normal.

“Fue un año fatal. Se hicieron algunos análisis puntuales a fin de año. Pero nos atrasó en la búsqueda de perfiles genéticos sobre restos exhumados”, remarcó Lachener.

Durante la última dictadura era costumbre fraguar la identidad de los bebés adoptados, había una idea de que la adopción era un estigma para el niño y se los anotaba con otros nombres. Además era una época de tráfico de niños, de apropiación y de pago. “Las Fuerzas Armadas aprovecharon ese circuito aceitado en los hospitales para generar los delitos de apropiación de niños secuestrados junto a sus padres o nacidos en cautiverio”, dijo la directora del BNDG.

El universo de personas que tiene una partida de adopción poco clara es muy grande. En el trabajo de restitución hay años con 8 ó 9 nietos recuperados. Otros, uno solo, como 2019. En 2020 pasó la pandemia y el Banco cerró tres días antes de que el Presidente de la Nación anunciara el cierre de actividades.

“Eso frenó el flujo de personas que se acercaban y recién arrancamos la toma de muestra a fines de septiembre de 2020, con un protocolo muy estricto, con turnos espaciados, ya no viajamos a las provincias, sólo lo hicimos en AMBA. En Provincias recién tuvimos ayuda como el del Poder Judicial de Córdoba y ahora se sumará Rosario. Pero también hay muchas personas en Mendoza, en Tucumán, que buscan su identidad. Sin embargo, hasta que no esté vacunado todo el personal del Banco es imposible que viajen”, lamentó Herrera.

“Hoy tenemos constituido el engranaje para que una persona si duda de su identidad le mandamos el acta, abrimos el legajo y empezamos la investigación. Mes a mes se fueron encontrando mecanismos y ahora podemos tomar un caso, trabajarlo documentalmente y si se determina, hacer un examen de ADN. Para eso, articulamos con el Banco y sumamos otros actores como Policía de Seguridad Aeroportuaria y laboratorios del Poder Judicial”, agregó Gonçalves Granada.

Si bien Lachener asegura que de no ser por la pandemia el ritmo de búsqueda sería el habitual, también admite que los nietos buscados son ya personas adultas que rondan los 45 años “y muchos están en otra”. En algunos casos, incluso, los que ahora los motivan a buscar su verdadera identidad son sus hijos, es decir, los bisnietos. “La pandemia, el encierro, que muchos conviven con sus apropiadores y buscan mantener el secreto. Todo eso lo complicó. Así todo seguimos laburando mucho”, cerró el abogado de Abuelas.

Si naciste entre 1975 y 1980 y tenés dudas sobre tu origen, podés consultar acá.

Gentileza: Infobae

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