Tenía un cadáver en el ropero en pleno centro de Córdoba

Vecinos del edificio ubicado en Buenos Aires al 300, en el corazón de Nueva Córdoba, relataron años de miedo e incidentes protagonizados por Horacio Antonio Grasso, un expolicía que cumplía prisión domiciliaria hasta ser trasladado a Bouwer. El hallazgo de un cuerpo en su ropero conmociona a la ciudad. "Siempre se escuchaban gritos": el oscuro pasado del expolicía detenido tras hallarse un cadáver en su ropero.

Policiales08 de julio de 2025InfoTec 4.0InfoTec 4.0
EDIFICIO HORROR CORDOBA

CÓRDOBA | La ciudad se ve sacudida por un caso policial estremecedor. Un cadáver fue hallado dentro de un ropero en el departamento donde vivía un expolicía con prisión domiciliaria. El macabro descubrimiento ocurrió en un edificio de la calle Buenos Aires 315, en el barrio Nueva Córdoba, y reactivó recuerdos inquietantes entre los vecinos.

Malena, una joven que compartió el mismo piso con el acusado hasta hace un año, relató a los medios que su convivencia fue traumática. "Siempre se escuchaban cosas raras: maltratos, gritos de chicas... la policía venía a las 3 de la mañana. Era un alboroto constante", contó.

El departamento había quedado deshabitado tras el traslado del expolicía Horacio Antonio Grasso al penal de Bouwer, por violar una perimetral mientras cumplía arresto domiciliario. Según los primeros datos, el cadáver fue hallado por albañiles que trabajaban en la reparación de un caño de agua. La víctima aún no ha sido identificada.

Malena también recordó un episodio escalofriante: “Un día vino a tocarme la puerta para que lo ayudara con la computadora. Le dije que no, porque me daba miedo entrar. A los días, cuando regresé a mi casa, encontré una bombacha en el picaporte, con un billete de 10 pesos atado y una ‘M’ dibujada con sal en el piso. Supuse que era por mi nombre”.

“Todo el mundo le tenía miedo. No era una buena convivencia. El ambiente era mugriento y había un olor persistente. Nunca imaginamos que podía pasar algo así", dijo con angustia.

La Justicia investiga las circunstancias del fallecimiento y evalúa las responsabilidades institucionales por el régimen de prisión domiciliaria que tenía Grasso. Vecinos aseguran que había un patrón de conductas alarmantes: visitas frecuentes de mujeres, gritos, presencia recurrente de policías y altercados nocturnos.

El caso reabre el debate sobre la efectividad del control en los arrestos domiciliarios y los riesgos que conlleva para la seguridad de los vecinos. La causa continúa en plena etapa investigativa y se esperan peritajes claves en las próximas horas.

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