“Amenazaba con matarse y matarme, pero no se animaba a usar el arma”, afirmó Yanina Coronel

La joven acusada de envenenar a su pareja, el policía Gabriel Páez Albornoz, aseguró ayer que ella no puso veneno en el licuado. “Yo lo preparé y lo probé. Después él llegó, estuvo acá con la botella y se fue”, relató Yanina Coronel.

Provinciales13 de octubre de 2021INFOTEC 4.0INFOTEC 4.0
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La mujer no descartó la hipótesis del suicidio porque su pareja “amenazaba con matarse y matarme a mí, pero no se animaba a usar el arma”.

Además, relató las situaciones de violencia sufridas durante años, el “encubrimiento” de la policía y la “falta de respuestas” de la justicia y de la Secretaría de la Mujer.

Yanina Coronel recibió ayer a un equipo periodístico de este diario en su vivienda de Toay, donde cumple arresto domiciliario en la causa en la que aparece acusada por “intento de homicidio doblemente calificado” contra su pareja, el sargento de la policía Gabriel Páez Albornoz. 

Se la acusa de haber puesto una fuerte dosis del insecticida “metomil” en un licuado que le preparó a su pareja, que seguía una especie de dieta para sus ejercicios con pesas.

Coronel aún no declaró en la causa, pero confió ante El Diario su versión de los hechos. “Yo lo preparé (al licuado) y lo probé. Después él llegó, estuvo acá con la botella y se fue”, relató la joven.

La situación no era nueva. “Siempre que le preparaba el licuado lo probaba porque si le faltaba azúcar o estaba muy espeso, cuando volvía se enojaba y se ponía violento”, agregó.

Coronel aseveró que Páez Albornoz “manipulaba bidones de pesticidas, que traía de los allanamientos que hacían en su trabajo”.

El policía cumplía funciones en la División Seguridad Rural y en la vivienda donde convivía la pareja aún hay de esos bidones. “Nos decía que ni el nene ni yo teníamos que tocar eso porque era un veneno muy fuerte”, indicó Coronel.

Sin rastros de ADN

El licuado que ingirió Páez Albornoz contenía “metomil”, un fuerte insecticida, que le produjo una fuerte descompostura casi al instante de tomarlo en su lugar de trabajo. Incluso un perro del lugar también consumió el licuado y casi inmediatamente murió.

En el patio de un vecino, los peritos encontraron un paquete de ese insecticida, entre dos bolsas. “La pericia dice que no hay rastros de mi ADN en esa bolsa”, contó Coronel. En realidad, en el material analizado no se halló ninguna huella, según consta en la causa desde ayer por la tarde.     

Celos y amenazas

La pareja Coronel-Albornoz se conoció en 2007, un año después comenzaron con los planes en común. Con el correr del tiempo, los celos iniciales se transformaron en amenazas y persecución. “Era celoso, como cualquier persona, pero no era de controlarme como el último tiempo”, sostuvo Coronel al recodar los inicios de la relación.

“El tema de violencia comienza después que yo quedé embarazada. En ese tiempo un hermano suyo salió de la cárcel y la madre lo llamaba constantemente para que estuviera detrás de él, cuidándolo para que no vuelva a caer”, contó la joven.

Esas situaciones de tensión familiar se trasladaron a la pareja. “Siempre se justificaba, ´no me doy cuenta´, ´en mi casa me criaron así´, naturalizaba los insultos y se puso muy controlador”, indicó la joven que en 2017 decidió separarse y volver a vivir con sus padres. 

Se trasladó a Eduardo Castex luego que Páez Albornoz la amenazara con “sacarme al bebé y prenderme fuego con la casa”.

Coronel contó que en aquella ciudad “hice una exposición, pero nunca lo notificaron a Gabriel. El oficial a cargo cambio la declaración, para que no quedara en pasiva. Modificó el texto que me había mandado un abogado para hacer la exposición”, aseveró. 

Esa no fue ni la primera ni la única situación de supuesta “complicidad” de la policía. Ante las denuncias al 101, “nunca venía un patrullero a casa porque lo cubrían, frenaban todo y le avisaban”, subrayó la joven. 

Con el domicilio en la casa de sus padres, para que Páez visitara el hijo, pero viviendo en otro lugar sin que su pareja lo supiera, Coronel dijo que continuaba “recibiendo amenazas”. 

“Jamás le prohibí ver al nene, cuando él podía, pasaba y estaba con el nene”, aseguró. Hasta que hubo problemas con la cuota alimentaria. “Dijo que no podía pagar y lo contemplamos con mi abogado, pero al tercer mes tenía que depositar y no lo hizo. Dijo que estuvo con mi abogado y le mintió con que yo había autorizado que no me pasara la cuota hasta que pague la tarjeta”, contó la mujer. 

Coronel también indicó que, luego de casi dos años “sin pasar la cuota alimentaria”, poco antes de la audiencia, “pagó todo porque tenía temor a que le sacaran el arma”.

Después de 11 meses separados, en octubre de 2017, la pareja volvió a juntarse. “Decidí volver a intentarlo más que nada por el nene. Hasta que en el verano le encontré unos mensajes que se escribía con una policía. Él lo negó, pero la mujer me amenazó por Facebook, que era hija de un comisario, que podía hacer muchas movidas y yo iba a salir perjudicada”, reveló Coronel.

La supuesta “persecución” de la que la mujer era víctima incluyó, según dijo, la “intervención del celular”.

En este sentido, Coronel contó: “él se pisa un día porque habló de una charla que tuve con una amiga. Ahí me dijo que había formas de intervenir un celular. Después me enteré que un oficial amigo le pasaba esa información”.

“No hacían nada”

Coronel dijo que las situaciones de violencia se repetían, incluso hacia el nene. “Estaba todo el tiempo con el arma, al verle la cara sabíamos que día íbamos a tener en casa”, expresó la joven. 

“Muchos policías sabían de esta situación –agregó- y venían a tomar mate con él para que no hiciera nada. Todos sabían que ejercía violencia porque me llamaba e insultaba delante de ellos, pero no hacían nada”. 

Además, la mujer manifestó: “intenté hacer denuncias en la comisaría de Toay y nunca me las tomaron”.

“Empujones, golpes, decía que iba a ahorcarme… le decía al nene como me iba a matar. Su mayor interés es el económico. Él quería su bienestar, no le importaba matar a quien sea, quería la casa, el auto todo y que me fuera. Pero al rato se le pasaba y me decía que no podía estar sin mí, que todo lo había logrado conmigo”, enumeró con relación a las diferentes situaciones de violencia.

En mayo de este año, Coronel intentó realizar una denuncia en la Secretaria de la Mujer. Sin embargo, según dijo, se encontró con más trabas. “La abogada me tomo los datos me dijo que las amenazas que me hizo con el arma lo hacía por el enojo y que él no va a actuar. No me tomó en serio”, reprochó.

La funcionaria, de quien no recuerda el nombre, pero tiene registrada la fecha y hora que llamó, le dijo que “si llegaba a denunciar, tenía que buscar antes un lugar donde llevarme al nene, sin que él supiera. Yo le plateo que si me llevo al nene me como una contradenuncia porque es como secuestrarle mi hijo al padre, y me contestó que al ser policía es medio complicado que te tomen la denuncia. Como él no me golpeaba con el arma, es amenaza verbal. Y si no tenés moretones, me dice, la justicia no te va a tomar la denuncia y él te puede hacer una contradenuncia”.

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