Claudio Mazuqui: El juez cordobés que acerca la Justicia a la gente "humanizándola"

Regionales 11 de septiembre de 2022 Por InfoTec 4.0
Claudio Mazuqui es oriundo de San Francisco. Estudió abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba. Una pasantía le permitió ingresar a los Tribunales. A base de esfuerzo, trabajo y empatía, su juzgado de Huinca Renancó se convirtió en un ejemplo para seguir.
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HUINCA RENANCÓ | Una sentencia de adopción a una niña de 7 años, narrada a través de un cuento de hadas y con un disfraz de Minnie Mouse, el personaje de Disney, o la transformación de su despacho en una “Mini-Bombonera” para informar a otro nene sobre su causa fueron algunas de las intervenciones creativas que Claudio Mazuqui, el juez de Niñez, empleó, junto con su juzgado, para comunicarles noticias trascendentales a niños y a niñas menores de edad.

Desde 2010, Mazuqui trabaja en el juzgado de Niñez de Huinca Renancó, una localidad ubicada a 414 kilómetros al sudoeste de Córdoba capital. Nacido en San Francisco, estudió abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En 1996, un cartelito en Ciudad Universitaria fue su acercamiento al Poder Judicial.

“Buscaban pasantes. Me anoté y entré. Ganaba 20 cospeles”, contó Mazuqui a La Voz y añadió: “En 1998 salieron los primeros concursos. Así que me anoté, rendí y quedé. No eran tan multitudinarios como los de ahora. Ingresamos 98 personas en la primera convocatoria”.

Así, Mazuqui comenzó a transitar su “nuevo mundo” con apenas 24 años. De niño nunca había soñado con ser abogado y menos con llegar a ser juez, aunque reconoce que a lo largo de su vida transitó distintas circunstancias que, quizás, hayan propiciado que “siempre quiera garantizar derechos”.

“¿Viste cuando vas a hacer un trámite en la administración pública y arrancan con un no? De chico, siempre leí que podía haber otras opciones. Comunicar de una mejor manera”, ejemplificó Mazuqui. El juez no viene de una “cuna de abogados”. Su papá trabajó en el diario La Voz de San Justo. “Estaba en las máquinas. Ver las noticias cuando se imprimían me encantaba”, confesó el hombre y agregó: “Mi mamá fue peluquera”.

Desde 1998 hasta 2010, Mazuqui trabajó en una fiscalía de instrucción en la ciudad de Córdoba. También fue secretario de Federico Storni, quien fue director general de la Policía Judicial. “Mi tarea siempre fue investigativa”, describió. Ese mismo año, se radicó en Huinca Renancó. Primero, fue secretario de Fiscalía; y en 2016, rindió el concurso para ser el juez de Niñez de la localidad.

“Pasar de Córdoba capital a Huinca fue como andar a 150 kilómetros por hora y bajar a 30. Es todo diferente. La vida, la seguridad. Acá soy un vecino más. La vida para los niños es más linda”, indicó.

Consultado sobre el trabajo que viene desarrollando desde su Juzgado, el letrado fue claro: “Hay una gran corriente dentro del Poder Judicial que habla de lenguaje claro. Hacer sentencias, resoluciones entendibles para la niñez. Nuestro juzgado se enroló en ese paradigma”, dijo.

GESTOS QUE DEJAN HUELLAS Y TRANSFORMAN REALIDADES
El trabajo de Mazuqui y su equipo, que está compuesto por seis personas, se convirtió en noticia cuando informaron sentencias de adopción de forma creativa, empleando cuentos o elementos deportivos para que los niños y las niñas comprendan un momento trascendental de sus vidas.

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 Lenguaje claro. Mazuqui y su equipo son precursores del lenguaje claro para comunicar sentencias de adopción a niños y a niñas. “Siempre hablamos con la trabajadora social y buscamos el camino más acorde”, expresó el juez.

La primera intervención debió hacerla durante la cuarentena más estricta de coronavirus. Fue en octubre de 2020. Si bien no trascendió como las otras, desde el juzgado emplearon una forma amena para dejar huella: una videollamada por WhatsApp. “Se iba a notificar por e-mail en un principio, pero nos pareció que era muy frío. Entonces hicimos una videollamada, agarré una hoja en blanco y les escribí que a partir de ese momento eran hermanos”, indicó el juez y recordó que los niños “gritaron de emoción”.

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 Claudio Mazuqui. Juez de Niñez de Huinca Renancó, localidad ubicada en el sur de Córdoba.

DEJAR DE INTERVENIR
Una vez que una sentencia queda firme, el juzgado deja de intervenir. “En mi caso personal, a los chicos me los cruzo en el pueblo. Los veo en fútbol, en equinoterapia o en la escuela”, indicó. “Hago un acompañamiento más como vecino, pero ya no en mi rol de juez”, añadió.

Para el letrado, cada expediente tiene un nombre y una historia. “Estudiamos todo. Quiero saber quién es cada persona que pasa por mi juzgado. Su historia, su presente. No me guío sólo por lo que está en el expediente, porque puede estar sesgado e incompleto. Nosotros, como equipo, lo que hacemos es averiguar”, describió.

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Carta. Que le escribió el nene y su hermana al juez Mazuqui (Gentileza).

En relación con otras experiencias similares a las de su juzgado, Mazuqui detalló que hay otras personas que promueven el lenguaje claro en la Justicia. “Lo que llama la atención es que un juez salga del despacho y participe en la intervención”, contó.

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 Huinca Renancó. Un despacho con los colores de Boca para comunicar una sentencia de adopción a un nene fanático del club. (Gentileza)

CAMBIAR LA EDAD DE ADOPTABILIDAD
Por último, el magistrado puso el foco en una campaña de adopción de niños de más de 7 años que están impulsando desde su juzgado, que abarca 13 localidades.

Explicó que si bien en Argentina los potenciales padres adoptivos buscan hijos de pocos meses y hasta 4 años, y eso lleva mucho tiempo, impulsa la ampliación del rango de las edades de adoptabilidad.

 Huinca Renancó. El día que el nene de 11 años recibió la noticia que le cambió su vida. (Gentileza)

“Hay mucho para mejorar en los tiempos judiciales, pero, por lo general, cuando los padres amplían el rango de edades, la adopción suele salir en pocos meses”, explicó Mazuqui, quien concluyó que en su juzgado apenas tres personas esperan una sentencia firme de adopción.

Informe: Lisandro Tosello para La Voz

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