(Video) Carlos Arias, un sobreviviente del crucero General Belgrano que vive en Rancul "No teníamos otra cosa en la cabeza mas que defender a la Patria"
Domingo 2 de mayo de 1982. Minutos después de las 16 el viejo crucero es atacado por dos torpedos disparados desde un moderno submarino nuclear que lo había seguido dos días sin ser detectado. El cielo estaba cubierto. El barco iba en dirección hacia el continente, fuera de la zona de guerra, y no representaba amenaza alguna para la flota inglesa. El primero de los explosivos prácticamente cortó 15 metros del frente del barco. Muchos todavía recuerdan cómo ese terrible estampido dejó al Belgrano en segundos sin proa, deteniéndolo casi por completo... pocos minutos después la segunda detonación extirpó las entrañas de la nave dejándola sin motores, electricidad ni timón, completamente a la deriva. Su destino estaba sellado. La enorme máquina comenzó lentamente a recostarse sobre uno de sus lados. Sus hombres se dispusieron a abandonar el buque sin saber que quizá aún les esperaba lo peor: sortear largos y oscuros pasillos llenos de gritos, heridos, humo asfixiante y un vapor tan caliente que les fundía la ropa con la piel; alcanzar las cubiertas altas, llegar a la balsa salvavidas asignada o nadar hasta alguna sin congelarse en el intento y, por último, flotar a la deriva en uno de los mares más hostiles del mundo por más de 24 horas para ser rescatados. Uno de esos hombres es Carlos Arias y este es su testimonio para InfoTec 4.0