Gabriel Páez Albornoz, efectivo de Seguridad Rural que sufrió una intoxicación al tomar un licuado, salió de terapia intensiva y fue trasladado a una sala común del hospital Lucio Molas. En los próximos días será abordado por profesionales que determinarán si está en condiciones de declarar en la causa en la que está detenida su pareja, Yanina Coronel, acusada de haberlo envenenado. 

La mejora en la salud de Páez Albornoz hace que la investigación quede definitivamente encuadrada en el delito de intento de homicidio. Esa calificación es la que sostiene el fiscal Oscar Cazenave, quien impulsa la acusación ante la presunción de que la mujer habría incurrido en ese delito, agravado por el artículo 80, inciso 1 y 2 (vínculo y envenenamiento) del Código Penal, por el que podría caberle una pena de 10 años de prisión como mínima.

Con el avance de las pesquisas, ha quedado probado que el hecho se produjo en medio de un contexto de violencia de género que venía sufriendo y denunciando la víctima.

La semana pasada, El Diario dio cuenta de que un informe de la Oficina de la Mujer y Violencia Doméstica del Poder Judicial concluyó que Coronel fue víctima de violencia de género durante los años de relación que mantuvo con Páez Albornoz. A raíz de esto, la defensa de la mujer, solicitó a la jueza de Control, Florencia Maza que tome intervención el equipo interdisciplinario de la Dirección de Asistencia a la Víctima. El objetivo es evaluar los posibles daños psicológicos sufridos por la víctima. 

Pericia

Por el momento, la acusada, Yanina Coronel, permanece con arresto domiciliario y al cuidado de un hijo de la pareja de 5 años de edad. Tiene una pulsera de control.

Una de las pericias que se ordenaron es el resultado de las huellas de ADN se encontraron en el paquete de metomil, el veneno que intoxicó a Páez Albornoz, que estaba en el licuado que tomó y en la licuadora de la vivienda que compartían. Además, la Fiscalía tiene los mensajes de los celulares de la pareja donde Coronel le avisa que había preparado el licuado. 

Por el momento, la mujer no prestó declaración en la causa y trascendió que negaría ser la autora del hecho.  Por esto, se espera el resultado de ese ADN. Si las huellas de Coronel están en la bolsa y el sobre del veneno su situación se complicaría aún más. 

Uno de los informes que se espera también que se agreguen a la causa es la trazabilidad del metomil, ya que se trata de un veneno que no está disponible de forma masiva y es de "difícil acceso para el común de la gente". 

Hay informes solicitados al SENASA y a la Subsecretaría de Asuntos Agrarios para que den cuenta si por el número de lote se puede determinar en qué comercio se adquirió. 

El hecho ocurrió el domingo 5 de septiembre. Páez Albornoz, de 37 años, consumió el licuado durante un encuentro con otros colegas del área de Seguridad Rural, dijo que estaba fea y la volcó al piso: un perro bebió de ahí y minutos después murió. Un rato más tarde, fue el policía el que se descompensó y fue trasladado de urgencia al hospital de Toay para luego ser derivado al Molas. 

Al avanzar la investigación, el viernes 10 de septiembre fue detenida Coronel y se la acusó de homicidio en grado de tentativa.