UN MÉDICO DE LUIGGI EN EL EQUIPO QUE REALIZÓ UNA ABLACIÓN DE RIÑONES Y CÓRNEAS

La semana anterior, un conjunto interdisciplinario, del que participaron el equipo de terapia del Sanatorio Santa Rosa, médicos, enfermeros, kinesiólogos, y gente de mantenimiento del establecimiento asistencial, trabajaron en una larguísima jornada que duró aproximadamente dos días para concretar una ablación, que permitió recibir por parte del Incucai dos riñones y las córneas de un donante de alrededor de 70 años.

Provinciales27 de julio de 2019InfoTec 4.0InfoTec 4.0
Marcelo Allochis

El médico Marcelo Allochis, explicó detalles de la tarea que desarrolló junto a los médicos Facundo Dossat, Jesabet Hadad y Facundo Farías, además como quedó dicho de un importante grupo de personas que colaboraron con el operativo: «Se considera que en una ablación-trasplante participan unas cien personas», señaló el profesional.

Aunque es habitual que nos sensibilicemos al conocer de una persona que está necesitando un órgano para un trasplante, sigue siendo noticia cuando se informa que en tal o cual lugar un equipo médico ha realizado una ablación.

Podría significar que si bien existiría un sentimiento generalizado que acompañaría con satisfacción el acto solidario, también que produzca aún cierto asombro estarían dando la pauta que no es todo lo frecuente que debiera ser atento a la cantidad de pacientes que aguardan por un trasplante para poder salvar su vida.

– ¿Conoce el número de ablaciones de este año en la provincia?
– No tengo el número exacto, pero se ha incrementado mucho la donación no solamente en La Pampa sino en todo el país a partir de la Ley Justina. Creo que el último dato fue que Argentina anda en un 14 por millón y ahora los últimos datos del Incucai fueron 19 por millón, y es un incremento importante.


– A partir de la Ley Justina todo cambia.
– Exacto, a partir de la Ley Justina todos somos donantes, excepto que uno haya manifestado la negativa. Antes por más que en el documento decía que alguien era donante, la decisión final la tomaba la familia, y ahora todos somos donantes excepto que voluntariamente se haya dicho que no.

– Aquí hicieron una ablación el fin de semana anterior.
– Sí, el viernes a la madrugada ingresó un paciente a la terapia con un deterioro sensorio: se constató un accidente cerebro vascular hemorrágico importante donde ya clínicamente y por las imágenes se podía ver que podía llegar a ser un potencial donante.
Se habló con la familia, se le dio el informe sobre el estado del paciente, y la esposa nos dijo que estaban dispuestos a la donación de órganos. Obviamente una mujer sumamente solidaria, por la circunstancia que atravesaba, por la pérdida posible de un familiar…

– ¿Cómo actúan ustedes ante un posible donante?
– Uno como médico tiene la obligación ante un paciente que puede ser potencial donante de avisar a las autoridades del Incucai, en este caso Incucai La Pampa para que se vaya teniendo en cuenta. Hablamos con la doctora Natalia Fernández para informarle que teníamos un paciente que era un potencial donante, aunque todavía en ese momento, el paciente se mantenía con vida. Hay que decir que para poder ser donante de órganos se tiene que demostrar la muerte encefálica. Una persona puede morir de muerte encefálica o de parada cardíaca.

-¿Cómo se determina legalmente la muerte?
-La muerte legal de una persona se manifiesta por parada cardíaca, cuando se para el corazón; o por muerte encefálica, que es el caso en el que el paciente muere. Lo que hacemos los médicos es mantener el cuerpo muerto, pero con un corazón batiente, para poder llegar a la donación de los órganos. Lo que hacemos es mantener todas las funciones vitales del cuerpo, y cuando digo cuerpo ya está diagnosticada la muerte.

-Por cualquiera de las dos circunstancias.
-Exacto. En un cuerpo muerto mantenemos corazón batiente para que siga circulando la sangre y manteniendo los órganos en condiciones para cuando se ablacione.

-Significa muchísimo trabajo.
-Sí, claro. Lleva mucho trabajo de médicos, enfermeros, kinesiólogos, la gente de mantenimiento, de todos… Es un trabajo muy amplio, muy interdisciplinario, donde el trabajo y las horas son muchas para mantener el cuerpo.

-¿Cuántas horas de trabajo les demandó?
-El paciente ingresó a la madrugada, y desde allí hasta la ablación fueron unas 40 horas más o menos. Pero hay que decir que no es sólo trabajo de terapia intensiva, hay que sumarle todo el trabajo de quirófano que es donde viene… por lo general vienen profesionales de cualquier parte del país, según sea el lugar de destino de los órganos que lo determina Incucai.

-Obviamente se utiliza un avión sanitario.
-Sí, generalmente se viaja todo en avión. Es este caso se pudo hacer ablación de los riñones y se pudo ablacionar córneas. Pasa que en el transcurso de las horas hay órganos que empiezan a fallar… por ejemplo el hígado falló en el último momento. Los órganos que se pueden ablacionar en un paciente son los dos riñones, los dos pulmones, corazón, hígado, páncreas e intestino. En este caso, fueron dos riñones y las córneas (éstas son tejidos).

-¿El paciente tenía alrededor de 70 años?
-Sí, un paciente joven.

-¿Joven?
-Bueno, se puede decir que para la ablación está en una edad límite.
-Se podría pensar que a los 70 años los órganos ya podrían tener algún deterioro.
-La funcionabilidad no sólo la evaluamos nosotros sino también el equipo que va a trasplantar. Creíamos que él iba a ser funcionable, pero cuando vino la gente de trasplante dijo que no.

-¿Se puede saber el nombre del paciente?
-No, es confidencial, Siempre es confidencial.

-Más allá de su condición de profesional ¿qué le sucede al ser humano que está detrás del médico?
-Lo cierto es que uno lleva varios años en esto, pero dar un informe a un familiar de una persona que ha fallecido nunca es agradable, y hay sentimientos encontrados porque se ve el sufrimiento, la angustia que pasa la familia. Pero por otro lado sabe que primero el paciente, la persona que acaba de fallecer ha sido muy solidaria en su vida al decidir donar los órganos.

-La Ley Justina fue un gran paso.
-Claro, ahora es más fácil, o se da con más habitualidad después de la Ley Justina. La familia ante el dolor decide seguir ayudando, porque si a un paciente que acaba de fallecer, que es donante, se ablacionan todos los órganos puede significar que siete personas van a poder seguir viviendo gracias a la solidaridad del donante y de los familiares. Es un acto sumamente solidario.

-Como médicos se siente confortados ante situaciones como estas…
-Sí, en este caso yo fui un partícipe más. La doctora Jetsabet Haddad fue la que mayormente estuvo con el cuerpo manteniéndolo; pero la verdad es que profesionalmente hay satisfacción porque se sabe que todo el trabajo, todo el cansancio, lo que implica mantener un cuerpo durante tantas horas, termina siendo sumamente beneficioso para un montón de personas que lo están necesitando.

-¿Por qué dijo que posibilita vivir a siete personas que esperan ser trasplantadas?
-Porque tenemos dos riñones, corazón, dos pulmones, intestino y páncreas. En este caso fueron dos riñones y dos córneas, entonces dos personas van a dejar de estar con diálisis y otras dos van a empezar a ver.

-¿Cuál sería su mensaje para la sociedad?
-Primero que tenemos que concientizarnos que la donación de órganos, de sangre, de médula ósea, constituyen un acto que es sumamente solidario, que fortalece al alma, al corazón de uno. Y ojalá se tome conciencia de esto. En un momento podemos llegar a tener que tomar la decisión de ser donantes, aunque ahora es casi implícita a partir de la Ley Justina, y también podemos ser receptores de un órgano. Nos puede pasar a nosotros mismos, con un hijo, con un hermano, por eso la concientización es muy importante. De hecho, en sociedades avanzadas casi no hay listas de espera, como por ejemplo en España, que es la bandera de esto.

-¿Qué límite etario hay para ser donante?
-Lo del neonato no recuerdo bien si es partir del día 28, y hacia arriba no tiene límites, depende el estado. Muchas veces se ablacionan órganos y se trasplantan a pacientes de la misma edad… se llaman órganos marginales. Antes a pacientes con enfermedades infecciosas o tumores no se los ablacionaba, pero ahora se hace porque se puede trasplantar a enfermos que tengan una infección o un tumor semejante al donante. Eso lo evalúa el Incucai.


-¿Cuántas personas trabajan en una ablación?

-Lo que podemos decir es que nosotros, los médicos de terapia intensiva, ante un potencial donante debemos dar un alerta al Incucai. Y destaco que el trabajo en un operativo de ablación involucra a personal de quirófano, médicos, instrumentadores, enfermeros, profesionales que vienen de otras provincias… Más o menos se estima que en una ablación-trasplante unos 100 profesionales están abocados.

La Ley Justina: un antes y un después

La Ley Justina -que fue impulsada en el Congreso de la Nación por el senador pampeano Juan Carlos Marino-, marca un antes y un después en la donación de órganos en la Argentina.
A partir de su vigencia todas las personas son donantes de órganos, salvo que hubieran expresado su voluntad contraria.
Cabe recordar que tanto en la Cámara de Diputados de la Nación, como en el Senado, la iniciativa de Marino fue votada con pleno consenso. Se adoptó el nombre por Justina Lo Cane, la nena de 12 años que falleció hace algunos meses por no recibir un trasplante de corazón a tiempo.
La normativa que se transformó en ley regula las actividades vinculadas a la obtención y utilización de órganos, tejidos y células de origen humano en la Argentina. Además prevé que los establecimientos de salud habilitados para hacer trasplantes cuenten con servicios destinados a la donación, que permitirán detectar, evaluar y tratar al donante.
Se calcula que son unas 11 mil personas que en nuestro país aguardan por un trasplante que les salve la vida. Hasta el momento de la sanción de la ley solamente donaban órganos 14 personas por cada millón de potenciales donantes.
Al modificarse la normativa anterior se establece la donación cruzada en el caso de trasplante de riñón (con donante vivo); también explicita que podrá realizarse la ablación de órganos y/o tejidos, a toda persona capaz mayor de 18 años, que no haya dejado constancia expresa de oposición a que después de su muerte se realice la extracción de los mismos.

El Incucai La Pampa
El médico Marcelo Allochis destacó que la médica Natalia Fernández, en su calidad de coordinadora hospitalaria de Incucai La Pampa, y quienes la acompañan en su gestión mostraron desde el principio -cuando fueron contactadas por la ablación que se realizó el viernes pasado- «una amplia disposición». Fernández, que se desempeña en el Hospital Lucio Molas, destacó por su parte el trabajo que llevan adelante Laura Gervasoni, Cristina Arrieta, Fátima Mustafá y Erica Grass. También mencionó a la enfermera Paula Perero.

La Arena.

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