
Ordenan medidas probatorias por denuncia de lavado vinculada a una mansión en Pilar
Ocurre en el marco de una denuncia por presunto lavado de dinero que involucra a supuestos testaferros de Claudio “Chiqui” Tapia y Pablo Toviggino.


Con las declaraciones de dos testigos clave se desarrolló hoy, en el Centro Judicial de Santa Rosa, la segunda jornada del juicio oral contra Pablo Daniel O’Lery y Melody Cecilia Martines, por el homicidio criminis causa, en concurso real con robo, de Felisa Acevedo, ocurrido el miércoles 31 de octubre de 2018. Uno de ellos se desdijo de afirmaciones anteriores, y el otro agregó nuevos detalles a sus versiones iniciales.
Judiciales30/06/2020
InfoTec 4.0






El hecho que investiga la Audiencia de Juicio, conformada por los jueces Andrés Olié, Daniel Sáez Zamora y Gastón Boulenaz, se produjo en el departamento de la víctima, ubicado en el barrio Calfucurá, en Santa Rosa.


De acuerdo a la acusación del Ministerio Público Fiscal, O’Lery (42 años) y Martines (29) golpearon a Acevedo, con una barreta en la cabeza, para robarle dinero y joyas y luego buscaron matarla para que no pudiera identificar a su agresora, quien había realizado tareas domésticas en la vivienda. La víctima, de 86 años, quedó tirada en el piso durante 48 horas y terminó falleciendo el 21 de noviembre como consecuencia de las lesiones sufridas. El móvil, según el Ministerio Público Fiscal, fue el robo de dinero y alhajas.
Antes del inicio de las testimoniales hubo un contrapunto entre el fiscal Facundo Bon Dergham y los defensores Gastón Gómez (particular) y Silvina Blanco Gómez (oficial) por las declaraciones de dos testigos, Franco Nicolás Ríos, y otro que no se identificará.
De acuerdo a la fiscalía, ambos habían solicitado –por temor– que los imputados no estuvieran presentes en la sala de audiencias. Gómez, en nombre de Martines, y Blanco Gómez, en representación de O’Lery, se opusieron. “Ríos tiene más de 33 causas… parece difícil que tenga miedo de declarar con alguien al lado. Y la otra testigo estuvo llamado a mi clienta hasta ayer a su lugar de detención; así que no entiendo porqué ahora no quiere que esté presente”, adujo Gómez.
Ante ello, Bon Dergham replicó que la testigo no identificada aceptaba hablar frente a los acusados, pero sin que se divulgue públicamente su nombre ni sea fotografiada. El tribunal aceptó esta última petición y que Ríos testifique con los acusados fuera del recinto. “Queremos que lo haga con la mayor libertad posible”, fundamentó Olié.

Antes sí, ahora no.
La testigo no identificada, que actualmente mantiene la relación de amistad con Martines, afirmó que la imputada la llamó una noche llorando –cuando aún estaba en libertad– y le dijo que se “encontraba mal. Yo pensé que estaba enferma; por eso llamé a su familia, pero nadie me supo decir nada”. A la mañana siguiente fue a verla adónde estaba, en la casa del padre de sus hijos.
– ¿Qué le dijo Martines textualmente en esa llamada?, preguntó Bon Dergham.
– No recuerdo qué me dijo textualmente.
– ¿Melody le contó del hecho?
– No.
– En una declaración anterior dijo que le había contado del robo.
– Estaba nerviosa, me sentí muy presionada, me decían que si no hablaba estaría implicada.
– Entonces lo que dijo antes fue mentira…
– ….
– ¿Con qué relacionó que Melody estuviera llorando durante la llamada?, insistió el fiscal.
– Con la enfermedad.
– ¿Qué enfermedad?
– No sé.
– ¿Sufrió presiones por venir a declarar?
– Vinieron muchas veces a mi casa a entregarme citaciones… Quizá los vecinos… salió en los medios…
– ¿Un día antes de ir a declarar, entraron a su casa a robarle? ¿Fue Toto? (por Juan Edgardo Gómez, un próximo testigo).
– Sí.
– ¿Lo conoce?
– Sí, vive en el barrio e iba a cortarle el pasto a Melody.
– Además del robo, ¿sufrió amenazas por parte de Toto?
– Sí, hice la denuncia cuando entraron a robarme el televisor. Yo fui a su domicilio a buscarlo.
– ¿Le dijo que no fuera a declarar?
– No recuerdo bien… esto me pone muy nerviosa.
– Toto la amenazó para que no declare. ¿Qué era lo que quería que no dijera?
– Para que no declarara.
– ¿Qué no declarara qué?
– Lo que estaba pasando. La verdad es que yo de este caso no sé nada. Me citaron, me citaron y me citaron, y en realidad no sé nada.
En ese momento, Bon Dergham hizo una pausa y calificó a la mujer como “testigo hostil porque modificó la declaración” que había brindado anteriormente ante el M.P.F. Por eso pidió que se exhibieran los mensajes y los audios telefónicos que mantuvo con Ríos del 4 de noviembre. “Me quiero morir, pero jamás voy a soltarle la mano; amo a mi amiga”, expresó ella.
Luego de oírse el diálogo, el fiscal insistió en preguntarle a la testigo si Martines había admitido el robo y ella lo negó.
– ¿En una declaración anterior dijo que sí?
– No.
– ¿Usted se comunicó ayer con Melody?
– Sí.

Quiénes presionaron.
Luego preguntó Alberto Acosta, patrocinante de la querellante Nilda Susana Redondo, hija de Acevedo. Allí la testigo dijo que mantiene el sentimiento de amistad con Martines, que continúa hablando con ella (“a veces todos los días, a veces de vez en cuando”) y que el audio que le había hecho escuchar la fiscalía fue de “antes de ser detenida, quizá cuatro días antes”.
– Usted dijo que fue presionada. ¿Cómo y quiénes la presionaron?
– Cuando pasó todo esto, la policía fue a mi casa y me dijo que tenía que decir dónde estaba ella (por Martines). Que ella había matado y que si no los llevaba dónde estaba, iba a estar implicada. Me hicieron llevarlos hasta la casa del papá de sus nenes, que era donde estaba. ¿Quiénes lo hicieron? Creo que era la policía del barrio.
– La amistad que mantiene con Melody, ¿le impide decir la verdad?
– No.
“Me la mandé, la maté…”
El joven Ríos, con su relato, incriminó directamente a Martines como autora material del homicidio. ¿Qué dijo? “El lunes (29) Melody me invitó a almorzar y me contrató para cuidar a sus hijos. Ese día en la casa también estaba Pablo (O’Lery). Ellos, en un momento, se fueron al dormitorio a hablar en privado. Ella me contó que a la tarde iría a la casa de una abuela, de nombre Felisa, a limpiarle, porque había conseguido trabajo. Pablo la llevó en una camioneta Ford F-100 y yo me quedé a cuidar a sus hijos entre las 18.30 y las 21. Cuando volvieron, Pablo no quiso quedarse a cenar. A esa hora Toto también estaba en la casa, así que armamos una ‘comilona’”.
Continuó: “El miércoles (31) Melody me llamó y volvió a pedirme que le cuidara a los chicos porque iría a lo de la abuela nuevamente. A eso de las 19 fui para su casa con Toto y antes de llegar los cruzamos a ella y a Pablo en la camioneta. A eso de las 21 volvieron en la camioneta a alta velocidad. Melody se bajó llorando y ensangrentada y el vehículo arrancó al palo (sic). ¿Qué te pasó?, le pregunté. ‘Me la mandé, me la mandé, la maté, la maté…’, me contestó”.
“Yo no entendía nada –expresó Ríos–. Pensé que había tenido un accidente. Estaba llena de sangre. De la cabeza a los pies. Ahí me contó que había ido a la casa (de Acevedo) con la intención de robarle y que llevaba una barreta escondida en la manga. La señorita (por la víctima) la hizo pasar, ella le pidió un vaso de agua y al darse vuelta, le dio fierrazo (sic). Como la mujer le gritaba ‘asesina, asesina, la vas a pagar’, y no se callaba, continuó pegándole. No sé cuántos fierrazos le dio. También me dijo que le pegó con una tostadora, que estaba llena de sangre y Pablo se la llevó”.
Ofreciendo detalles precisos, Rios siguió reproduciendo lo que, según él, le manifestó Martines. “Melody le abrió la puerta a Pablo y ambos buscaron plata y joyas. Pablo tenía el dato, por una chica que había trabajado en la casa, que la señorita guardaba alrededor de 300.000 pesos. Melody reconoció que la situación se les fue de las manos”.
Sin necesidad de preguntas y con cierta tranquilidad en su tono de voz, Ríos añadió que “entre los dos revisaron el lugar. En un momento, sonó una especie de alarma, se desesperaron y salieron con una bolsa negra conteniendo dinero y alhajas. Esa bolsa, según Melody, la escondió cerca del departamento, en un lugar que ella solo sabe”.
El testigo sostuvo que Toto también escuchó esas palabras de boca de Martines porque regresó cinco minutos después que la imputada llegara ensangrentada. De hecho Ríos manifestó que, como ese día Melody no le pagó por el cuidado de los chicos, se enojó y se fue de la casa de la acusado junto a Toto.
El relato cronológico y detallado de los dichos de Martines sorprendió a los presentes, especialmente a los defensores. Por eso Gómez habló de “un falso testimonio sumamente visible” y pidió que se reprodujera la declaración del joven ante un juez de control en la etapa de investigación. Aseguró que “dio una versión ante la policía, otra frente al juez de control y ahora una tercera” y le preguntó por sus contradicciones. Fundamentalmente porqué nunca había revelado la virtual confesión de Martines y tampoco que Toto oyó a la acusada aquella noche.
– ¿Qué relato tenemos que creerle?, inquirió el defensor.
– Los tres porque nunca mentí. Es cierto que hubo cosas que no había contado por miedo y por las presiones y amenazas sobre mi familia. Pero a medida que hablé con el fiscal Bon Dergham me fui desahogando. Cuando le conté a mi mamá, ella me dijo que debía hablar con la policía. Tengo miedo desde el principio porque la madre y el padrasto de Melody amenazaron a mi familia, a mis hermanos y hasta con prendernos fuego la casa. Una vez, el padrastro me tiró un cuchillazo mientras lavaba autos en el centro (de Santa Rosa)”.
“Estuve detenido un año y dos meses por una unificación de penas. En la alcaidía decían que me iban a matar, y un compañero de celda, al que le pagaron, me dio 25 puñaladas en la espalda porque querían que me retracte. No querían que esté acá diciendo la verdad, con la frente alta. Yo digo la verdad, pero también le pido jueces que resguarden a mi familia, que nos protejan. Ya no puedo salir de casa. No puedo vivir así”, concluyó implorando con lágrimas en los ojos.
Pericia a zapatillas.
Alberto Emanuel Morales es técnico en criminalística, secretario de la Procuración General y se desempeña en la Agencia de Investigación Científica. Él ingresó al departamento en los primeros minutos del sábado 3 de noviembre, horas después de que encontraran a la víctima. Estimó que el hecho se habría producido entre uno y cuatro días antes.
El punto central de su testimonio fueron las pericias que practicó, especialmente sobre unas huellas de calzado. Específicamente sobre un par de zapatillas marca Topper que O´Lery habría usado ese día y que Morales reconoció cuando hoy se las mostraron durante la audiencia.
“Del cotejo de huellas surgieron 12 particularidades, cuando nosotros aceptamos 10 por la importancia del caso y mundialmente alcanza con cinco. Además mi dictamen lo firmó otro perito porque llegó a la misma conclusión. Por lo tanto, es improbable que en el mundo exista otro par de zapatillas con esas particularidades”, aseveró.
Gómez, a sabiendas que la propia hija de la víctima dijo que tiempo después encontraron una suma muy importante de dinero en el placard, le preguntó a Morales como no lo advirtieron si es que varios policías revisaron el inmueble.
Cuando el testigo dijo que habían entrado a robar, el defensor le preguntó qué objetos faltaron, ya que su teoría es que no existió un intento de robo ni fueron los acusados quienes ingresaron a la vivienda. “No sé…pero fue evidente que algo faltó porque todo estaba revuelto”, respondió Morales.
Un hombre en la puerta.
La vecina Verónica Elena Selva entró al departamento junto a un médico y vio a Acevedo en el piso (“se quejaba permanentemente”). Después volvió al lugar como testigo para dar fe del trabajo policial (“vi una carnicería, mucha sangre por todos lados”).
Ella afirmó que el miércoles en que la víctima fue agredida, vio a una persona parada en la puerta de la vivienda entre las 18 y 19, y que es la misma a la que reconoció en una rueda de reconocimiento. Pareció aludir a O’Lery, pero en ese momento nadie mencionó su apellido ni formuló preguntas sobre él. “Estaba como esperando que le abrieran. No me llamó la atención para nada; tal es así que me fui a mi departamento. ¿Si golpeó? No. Pensé que podía ser un familiar, un abogado o un contador de Felisa”, señaló.
Por último declararon cuatro policías (Yago Facundo Arcuri Lahoz, Juan Sandoval, Marcos Emanuel Giménez y Vanesa Mastracci), quienes inspeccionaron las cámaras de seguridad ubicadas en las calles para constatar si el recorrido que O’Lery declaró ante la policía coincidía con el real…y no coincidió. Su camioneta fue ubicada sobre la avenida España por dos de esas cámaras. Uno de los testigos admitió que no tenían pistas firmes hasta que apareció Ríos en escena.
El noveno testigo citado había sido Sergio Daniel Zorzi, pero Gómez desistió a último momento. Por eso el tribunal, a partir de un requerimiento de Acosta, le pidió disculpas por las molestias al informarle que podía retirarse.
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Ocurre en el marco de una denuncia por presunto lavado de dinero que involucra a supuestos testaferros de Claudio “Chiqui” Tapia y Pablo Toviggino.

La decisión beneficia a todos los acusados, incluidos el ex titular de la AFA Luis Segura y ex directivos de la entidad y de Futbolistas Argentinos Agremiados.

Un vecino de La Matanza fue detenido y acusado de engañar a una jubilada piquense haciéndose pasar por su hijo y por el fiscal general Armando Agüero. Le robó 4.500 dólares. La Justicia ordenó 90 días de prisión preventiva mientras se investiga si integraba una banda dedicada a delitos similares.

El máximo tribunal rechazó el intento de los abogados del ex funcionario de anular la sentencia dictada hace tres semanas.

El juez Diego Ambrogetti impuso una pena de efectivo cumplimiento a Matías Nicolás Basualdo, tras un juicio abreviado en el que el imputado admitió haber arrebatado las pertenencias de una mujer que viajaba en moto. Su cómplice obtuvo una probation.

Los cinco habían iniciado el trámite de refugiados en la Argentina.







Se necesitan donantes de sangre para Emiliano León Valle, un niño realiquense de un año que será sometido a un trasplante hepático en Córdoba

Un transporte de carga impactó contra varios vacunos que se encontraban sobre la ruta, en un episodio ocurrido cerca de las 22:40. El camionero resultó ileso, pero los animales murieron y el vehículo quedó inmovilizado.

El prestigioso infectólogo Hugo Pizzi calificó como “bochornoso” el encuentro antivacunas realizado en el Congreso y advirtió que la caída en las coberturas del calendario nacional ya desencadenó muertes por tos convulsa y un alerta epidemiológica por sarampión. “La sociedad está perdiendo hábitos básicos y la responsabilidad colectiva”, afirmó.

Un colectivo de Vía Tac impactó violentamente contra un camión Scania en un sector totalmente cubierto por humo cerca de Médanos. El conductor del micro falleció en el lugar y 50 pasajeros resultaron heridos, aunque ninguno de gravedad. El siniestro ocurrió en plena madrugada, en un tramo donde la visibilidad era prácticamente nula por un incendio iniciado el viernes. La causa quedó caratulada como homicidio y lesiones culposas.

Una fuerte campaña nacional volvió a instalar en la agenda pública el debate sobre las jineteadas y el maltrato animal. Más de 5.800 personas firmaron en los últimos días una petición que exige prohibir estas prácticas tradicionales, mientras organizaciones proteccionistas alertan por el estrés extremo, las lesiones y las muertes que sufren los caballos durante estos eventos. El reclamo se suma a un cambio cultural cada vez más visible en torno al bienestar animal.

Todo ocurrió este sábado, cerca de las 6.30, cuando un ataque a tiros desde una moto sorprendió a un grupo de jóvenes que salía de un evento en barrio Parque Las Rosas. Buscan a los agresores.

El damnificado estaba abriendo el baúl de su auto estacionado cuando fue impactado por un carro que se soltó de una Toyota Hilux. Pese al violento golpe, no sufrió lesiones de gravedad.

La Cooperativa de Servicios Públicos Realicó Limitada, comunica el fallecimiento de su socia Elena Teresa Rosa "Chica" Scaliti viuda de Sánchez a la edad de 88 años. Casa de duelo Gobernador Centeno 933. Sus restos que son velados en casa velatoria, sala "A" de avenida San Martín y calle Paraguay, recibirán sepultura el 8 de diciembre de 2025 a las 11:00 horas, previo responso en la Iglesia.







