El gobierno gastará 20 millones de dólares para reparar el avión presidencial

La orden para poner a volar nuevamente al Tango-01 vino directamente del presidente de la Nación, Alberto Fernández. Por eso, el Gobierno gastará 20.000.000 de dólares en poner operativo el avión más grande de la flota aérea presidencial. Así lo confirmaron fuentes cercanas a Alberto Fernández.

Nacionales 18 de diciembre de 2021 InfoTec 4.0 InfoTec 4.0
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El Tango-01 es un Boeing 757-200 y fue adquirido por el Estado Nacional en 1992. Este se dejó de usar oficialmente en noviembre de 2015. Su último vuelo data del 18 de febrero de 2016. Ese día, a las 11 salió del hangar presidencial, en Aeroparque, rumbo al aeropuerto de El Palomar. Aunque pasaron seis años desde su último vuelo, el Tango-01 tiene, un poco más, de 14 mil horas de vuelo. Fuentes de la Dirección General de Logística, a cargo de Leonardo Barone, el piloto personal de Alberto Fernández, aseguraron que está en buenas condiciones.

Pero el avión insignia de la flota aérea presidencial tiene un historial de desperfectos, muchos de ellos constantes, y falta de mantenimiento. La vida de la aeronave fue convencional, hasta principios de los años 2000, cuando el avión atravesó una serie de averías y problemas constantes. El primero, de características preocupantes, sucedió durante 2004. Ese año, en pleno viaje del expresidente Néstor Kirchner, una falla en la combustión ocasionó una explosión y fuego en la turbina izquierda. El Tango-01 debió realizar un aterrizaje de emergencia.

En investigaciones posteriores, descubrieron que ambas turbinas se encontraban en estado inoperable, por una grave falta de mantenimiento. En el año 2007, ocurrieron otros dos desperfectos. El primero, nuevamente en pleno vuelo, aconteció cuando se recalentó el motor derecho. Por eso, el avión fue obligado a reducir altura y velocidad para poder alcanzar su destino. Al mes siguiente, presentó una avería en el tren de aterrizaje, mientras se trasladaba entre dos aeropuertos de Buenos Aires. Sus últimos inconvenientes fueron menores. Uno en 2009 y otro en 2012, cuando hubo dificultades con el parabrisas y con el encendido de las turbinas, respectivamente.

Aunque no supuso un riesgo para la vida de sus ocupantes, si generó problemas en el itinerario de los funcionarios. Para finales de 2015, el avión se encontraba en muy malas condiciones. Esto, sumado al retiro de servicio del único piloto habilitado legalmente para operarlo, hicieron que en 2016 fuese dado de baja. El último incidente pasó cuando una escalera impactó contra una de las alas del avión y sufrió daños. Esto sucedió durante el rodaje de la película “La Cordillera”, protagonizada por Ricardo Darín.

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Último despegue del Tango-01. Luego, aterrizó en el aeropuerto de El Palomar y, hasta el día de hoy, no volvió a volar.

Las mismas fuentes afirmaron que, desde que asumió este Gobierno, todas las semanas se hacen trabajos de mantenimiento y, cada quince días, se encienden los motores y sale a dar unas vueltas por las calles de rodaje del aeropuerto de El Palomar, donde se encuentra. Los trabajos le cuestan al Estado Nacional, un poco más de USD 300.000 al año; unos USD 25.000 por mes, sin contar los gastos de personal. Esto incluye repuestos y el pago regular a la empresa Boeing por el programa de mantenimiento denominado “LUMP” (Low Utilization Maintenance Program), según informó la Secretaría General de la Presidencia de la Nación. Esto solo para evitar que se estropeen los motores y algunas partes del avión, que se encuentra parcialmente desarmado.

 
Tango 01- por dentro. Gentileza Aviación en Argentina.

El retorno del Tango-01 es una obsesión de Alberto Fernández, desde que arribó a la Casa Rosada. La idea del primer mandatario era realizarlo antes, pero la Pandemia del Coronavirus lo puso en pausa. Para bajarle el tono a la polémica, desde el despacho presidencial aseguran que los países vecinos, como Brasil, Chile, Bolivia, entre otros, tienen mejores aviones. Hasta la fecha, y siguiendo la línea de costos de mantenimiento, desde que Alberto Fernández asumió, se llevan gastados, como mínimo, USD 600.000; sin que haya volado un solo minuto.

Actualmente, se está terminando la redacción de las especificaciones técnicas necesarias para que el Tango-01 vuelva a estar en condiciones operativas. Dentro de las tareas a realizarle al avión ícono del menemismo están: la reparación del tren de aterrizaje, la actualización de la unidad de adquisición de datos de vuelo (DFDAU) y del software del sistema de comunicación digital de abordo, la rectificación de los motores, pintura exterior y otros varios arreglos menores.

El interior del Tango-01 se encuentra en buen estado. Hay tres zonas diferenciadas. Sin embargo, todas incluyen butacas masajeadoras. La primera zona, denominada vip, cuenta con 14 asientos articulados y es muy parecida a la clase ejecutiva de una aerolínea comercial. Este sector está reservado para los funcionarios de mayor rango. La segunda, está destinada para una comitiva y tiene 20 butacas. Finalmente está el área presidencial, decorada con revestimientos en caoba. Cuenta con un comedor, con capacidad para 6 personas, un despacho con escritorio y sillones para las reuniones reservadas, y dos suites. Una de ellas posee cama doble, con respaldo de cuero, que porta el emblema del escudo nacional.

Además, un baño privado para el presidente de la Nación, con grifería confeccionada en bronce y pintada de dorado. Todo el avión tiene servicio de televisión e internet satelital. A estos sectores del avión se planea realizarle el retapizado de asientos, el cambio de pantallas; entre otros. Fuentes de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación aseguraron que se mantendría la capacidad para 37 pasajeros; aunque evaluarán los costos para aumentarla.

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 Cristina en la cabina del avión

El único agregado sería dotarlo de tanques suplementarios de combustible, con el objetivo de aumentar el alcance actual, que pasaría de los 6.000 kilómetros actuales (alrededor de siete horas y media en el aire) a 10.250 kilómetros (un poco más de doce horas de vuelo). De esta manera, el Tango-01, por ejemplo, volaría sin escalas a Estados Unidos.

En principio se establecieron dos consignas. La primera, que fuese a través de un convenio de cooperación con la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). La segunda, que las tareas se realizaran en un taller nacional. En principio, hubo problemas con ambas.

El conflicto con la OACI.

Con respecto al convenio con OACI, un litigio entre la firma “Kestrel Aviation Management”, que demandó a la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), por incumplimiento de un contrato por el leasing de dos Bombardier Challenger 601-3A, que iban a estar destinados a misiones de búsqueda, rescate y verificación de radio-ayudas.

EANA, a través de OACI, la agencia dependiente de las Naciones Unidas que regula la aviación civil mundial y que es garante de transparencia en los procesos de licitación aeronáutica, abrió la licitación y, como solicita el organismo internacional, EANA ya tenía en su cuenta disponible el dinero para el pago, una vez seleccionado el adjudicatario. Como la licitación no se concretó, porque EANA dio marcha atrás, hay inmovilizados USD 5.310.000, por el contrato 22501862. Esto produjo un cortocircuito en las relaciones con OACI.

Desde el Gobierno le adjudican el conflicto a la gestión anterior. En parte es cierto. Solo un parte. Vayamos a los hechos. La idea nació de Eloy Matias Bascary Miller, un piloto de Aerolíneas Argentinas y militante de La Cámpora, quien tenía un cargo (no muy alto) en EANA en esos días. Para este fin se creó el “Departamento de Operaciones de Vuelo”, una división aérea dentro de la sociedad estatal. Bascary Miller trajo a Jorge Polanco, un expiloto, también de la aerolínea de bandera, quien tomó las riendas del proyecto. Contrataron personal y, entre ellos, ocho pilotos, quienes fueron enviados a capacitarse a la firma Flight Safety, en Tucson Arizona, Estados Unidos. Para ello, se gastaron USD 219.000, en concepto de simulador de vuelo, más viáticos y pasajes. También, diseñaron uniformes y un logo. Este último pensaban utilizarlo en tazas, biromes, cuadernos, etcétera.

Todo un año se pagaron los sueldos de al menos 10 personas. En 2018, Agustín Rodríguez Grellet, primer presidente de EANA (creada en 2016), renunció a su cargo. Muy poco antes de la salida de este, Bascary Miller dimite a su cargo, a sabiendas de la salida del presidente del organismo y que ya había serios cuestionamientos respecto a su idea y el leasing de los dos aviones.

A Rodríguez Grellet lo reemplazó Gabriel Giannotti, ingeniero industrial y expiloto de Austral Líneas Aéreas. Gianotti contaba con la experiencia ser comandante de aeronave y, además, de conocer el negocio aeronáutico. En otras palabras, estuvo de los dos lados del mostrador. Cuando el nuevo presidente de EANA se interiorizó del leasing de los aviones, la creación de un departamento y demás cuestiones, quiso hablar con el responsable. Imposible, porque Bascary Miller ya se había ido. Polanco tuvo que defender el proyecto y terminó pagando los platos rotos de Bascary Miller. Gianotti canceló el leasing de los aviones y dio marcha atrás con la idea. Era lógico, ya que no se sostenía desde ningún punto de vista.

Esto generó el conflicto con “Kestrel Aviation Management” y con la OACI. El organismo internacional cobra un porcentaje de cada licitación que se publica, se adjudique o no. En resumen, dos problemas por el precio de uno. Tras crear el problema, EANA contrató a DLA Piper, un estudio jurídico especializado, para afrontar la demanda que se inició por este tema. En principio, se acordó la contratación por la suma de USD 360.000.

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 Otros tiempos. Cristina presidente con el fallecido ex gobernador de Santa Fe, Binner

Bascary Miller quería alquilar con opción a compra dos aviones usados muy caros y que no se ajustaban a los requerimientos para los que se proyectaba utilizar. Además, estos, una vez adquiridos, había que enviarlos a que los modificaran para realizar las tareas, esto significa: instalarle antenas en el fuselaje, quitar butacas, colocar y cablear equipos, entre otras cuestiones. Luego, los dos aviones modificados tendrían que retornar al fabricante, para que este apruebe las reformas y se emita el correspondiente certificado de aeronavegabilidad. Todo por la módica suma de USD 950 mil por avión.

También, los Challenger 601-3A tienen un costo operativo demasiado alto, unos USD 5.000 la hora. Todo esto, sumado al mantenimiento de las aeronaves, los hangares, el personal técnico, pilotos, costos de mantenimiento; y la lista sigue, y sigue. Está claro que la idea era inviable, mire por donde se la mire. Bascary Miller le hizo gastar a EANA, y a todos los argentinos, como mínimo USD 6.000.000.

Actualmente, Eloy Matias Bascary Miller ocupa el cargo de Director y Gerente Ejecutivo de la Unidad Estratégica Operacional de EANA. Si, volvió al organismo cuando asumió este Gobierno, pero ahora con un cargo muy alto y para el cual no está formado y preparado; según varias fuentes del sector consultadas. En términos aeronáuticos, carece de idoneidad para gestionar la compleja infraestructura que sustenta la provisión de servicios de navegación aérea. Sí, el mismo que generó el conflicto con “Kestrel Aviation Management” y con la OACI. Desde el Ministerio de Transporte quieren instalar que fue culpa de la gestión anterior. En parte es cierto, pero el principal artífice fue Bascary Miller. Un dato: en la reunión de directorio, que aprobó la autorización al estudio DLA Piper para la firma del acuerdo conciliatorio de arbitraje participó Bascary Miller.

Según trascendió, parece que el Gobierno habría logrado un principio de acuerdo con la OACI para destrabar el conflicto y poder llevar a cabo el convenio que posibilitará el retorno operativo del Tango-01.

Con respecto a que las tareas de los arreglos se realicen en un taller nacional, la intención de la Secretaria General de Presidencia de la Nación era que fuesen en la Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín (FAdeA). Esto resulta imposible, ya que FAdeA no está homologado por el fabricante (Boeing). Asimismo, este no cumple con los requisitos técnicos. Se barajaron opciones, pero no existe taller en el país que pueda dar soporte a un Boeing 757-200, del año 1992, como lo es el Tango-01.

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 El avión Tango 01 por dentro.

Esto plantea un nuevo dilema técnico. Cuando se publique el convenio con OACI, el adjudicatario puede estar en cualquier lugar del mundo. Entonces, ¿Cómo hará el Gobierno para trasladar al Tango-01 al taller, donde se reparará, si no puede volar?

Los dólares que no están por la “fuga macrista”, tal como fustigó a la oposición Cristina Kirchner en su último discurso en el día “de la democracia” sí aparecen para reparar un avión presidencial. Los dólares que escasean aparecen para giras internacionales y gastos superfluos de la casta gobernante. Las reservas que no existen se revitalizan con los “caprichos” de nuestros gobernantes. Así consideran, fuentes consultadas dentro del gobierno, la obsesión de Alberto Fernández por el Tango 01. La Argentina tiene un serio problema de falta de dólares. 19.020 millones de dólares debería pagar nuestro país el año que viene al FMI y 19.270 millones más en el último año de gestión del cuarto gobierno kirchnerista.

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