
De la ciencia ficción a la infraestructura: la IA y el espejo incómodo de nuestra era
En 1984, cuando James Cameron estrenó Terminator, el miedo no era a las máquinas. El miedo era al ser humano y a su ambición. Skynet no era un villano fantástico: era el retrato extremo del ego tecnológico, la idea de construir algo tan perfecto que ya no requiriera de su creador. La película no hablaba del futuro. Hablaba del presente. Del nuestro.














































